Apenas iniciamos el estudio del Tarot, a la semana, si no es antes, comenzamos a conectarnos en nuestros sueños con los Arcanos, inconscientemente combinamos en ambos hemisferios los pro y los contra de nuestra existencia cotidiana. Las señales internas aumentan paulatinamente, así como también cambia armoniosamente nuestra vibración a niveles más sutiles.La percepción de los colores eleva su densidad, así también el aire, nuestro prana como si dentro de "nuestra parte interna" nos encontráramos acompañados por nuestros guías, ángeles o seres de luz que antes no percibíamos.A medida que pasa el tiempo, con el estudio del Tarot, comienza a abrirse nuestra intuición y ya no somos nosotros los que hablamos o pensamos, Sino que establecemos contacto con nuestro Yo más elevado, nuestro Yo Superior, entonces entre agradecimientos y confianza nos soltamos al espacio sin tiempo que alguna vez Toth sugirió.Cambian nuestros tiempos internos y externos, el mundo que nos rodea galopa arcaicamente, todo secreto se devela, las intenciones se transforman en deseos aglomerados de esperanza y concreciones, la seguridad de sentirnos en el aquí y ahora nos muestra la parte más importante de nuestra vida: el presente, santificado con el conocimiento, envuelto en mágicas respuestas de soluciones inmediatas para una energía que se mueve cada vez más rápido.Los portales están abiertos para quienes quieran entrar con humildad, con esa curiosidad inocente, están abiertos para aquellos ya niños grandes, que quieren volver a nacer en el misterioso mundo invisible de los símbolos del Tarot, "el gran libro del saber".
