Dr. Dráuzio Varella
Si
no se quiere enfermar; hable de sus sentimientos. Las emociones y
sentimientos que están escondidos y reprimidos, terminan en enfermedades
como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con
el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer.
Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad,
nuestros secretos, y nuestros errores. El diálogo, el hablar, la
palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia.
Si
no se quiere enfermar; tome decisiones. La persona indecisa
permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión
acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana es
hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber
perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son
víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.
Si
no se quiere enfermar; busque soluciones. Las personas negativas no
consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la
lamentación, la murmuración, y el pesimismo. Es mejor encender un
fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero
produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. El
pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en
enfermedad.
Si
no se quiere enfermar; no viva de apariencias. Quien esconde la
realidad, finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar
bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., pero está acumulando
toneladas de peso. Una estatua de bronce con pies de barro.
Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son
personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia,
el hospital, y el dolor.
Si
no se quiere enfermar; acéptese. El rechazo de sí mismo, la
ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros
mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable.
Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos,
imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado,
aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.
Si
no se quiere enfermar; confíe. Quien no confía, no se comunica, no
se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no
sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay
relacionamiento. La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en
Dios.
Si
no se quiere enfermar; no viva siempre triste. El bueno humor,
la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga
vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde
vive. "El buen humor nos salva de las manos del doctor".
La alegría es salud y terapia.
Recuerde
que nuestro cuerpo físico es reflejo de nuestra salud mental y emocional
por lo que la salud empieza en su cabeza y en su corazón.
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